No podía faltar, y también fuimos al Minho.
Monumental, y exuberante en sus tonos verdes.
Iniciamos el recorrido en Guimarães:
Guimarães
tiene un significado muy especial en el corazón de los Portugueses. Es la cuna de Portugal (cidade berço).
Dentro del
castillo medieval fue donde nació Afonso Henriques y en sus altas torres y
murallas venció a los ejércitos de su madre, en 1128: Batalla de São Mamede.
Reconocido como heredero
del Condado Portucalense por los guerreros del Minho, este Príncipe que, según
dicen las crónicas, era muy atractivo, pasó a ser el primer rey de Portugal.
El centro histórico de la ciudad es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Hoy Capital de la CULTURA.
Hay un carácter auténtico en los armoniosos balcones de hierro, en las barandillas y soportales de granito, en los perfiles de las torres almenadas de las casas señoriales, en los arcos que unen las calles estrechas, en las losas del suelo alisadas por los siglos y en la frescura de los claustros.
Por momentos podemos imaginamos en un escenario medieval, donde la nobleza fue construyendo espléndidos palacetes como la casa Mota Prego, el Palacio de Vila Flor, del Toural y tantos otros que confieren esa atmósfera única a Guimarães.
Visitamos el Castillo y el Palacio Ducal y, andando, dimos un buen paseo por el corazón de la ciudad, el Largo de Nossa Senhora da Oliveira. Aquí se alza la impresionante iglesia de la Colegiata de Guimarães desde la que partió hacia Roma Pedro Hispano que, con el nombre de João XXI, único papa portugués de la Historia de la Iglesia.
Podemos decir que estuvimos en una de las ciudades más bellas del norte de Portugal.
Y, para que los recordéis...
Con la colaboración de Diny
Con la colaboración de Diny